Páginas

Nachgan

Nachgan

sábado, 11 de enero de 2014

El milagro

Buenas compañeros!
Aquí os voy a dejar un artículo que me ha parecido interesantísimo, donde un japonés de apellido Onishi nos cuenta una de sus experiencias en este mundo, os copio el artículo tal cual esta escrito y deciros que esta escrito en primera persona ya que lo escribió el propio Onishi, disfrutadlo:
Este pequeño artículo no es otra cosa que la crónica de un casi-milagro que sucedió hace ya ocho años. Todo comenzó con uno de los inviernos más cortos que nunca haya tenido Japón... o por lo menos eso creí yo.
Justo a los 5 días de sacar de la protección invernal a este pino negro, una de las heladas más fuertes que recuerdo dejaron a mi Bonsai con el curioso color marrón de las agujas que podéis observar en la fotografía.



Para mucho aficionados esto significaba que mi Bonsai estaba sentenciado, pero no me dí por vencido e intenté salvarlo a toda costa.
Lo trasplanté de inmediato y corté más del 80% de raíces, que tenían el típico color marrón que significa que están muertas. Prácticamente no le quedaron raíces finas. Tras el trasplante lo metí de nuevo en el invernadero. 
El día 3 de junio comenzaron a crecer brotes nuevos, lentos y débiles si se comparan con los de un pino negro normal, pero vivos al fin y al cabo.
El 11 de mayo lo saqué del invernadero y comencé a modelarlo y pinzarlo de nuevo.

¿Por que se recuperó?
En primer lugar, siempre hay que preguntarse los motivos por los que se secó.
En invierno, por mi precipitación, las hojas se helaron. Puesto que en este caso el tronco estaba vivo y la base de las vainas era de color verde, todavía tenía posibilidades de salvarse.
El factor crucial en su recuperación fue actuar rápidamente. Es posible que el mismo efecto que causó el frío lo cause la falta en verano y en este caso el tratamiento es el mismo.
Corté las raíces muertas totalmente hasta que en el corte aparecía el color blanco que indica que a partir de ahí esa raíz está viva. La tierra que utilicé era pura arena de rió de 3 a 6 mm de calibre, sin mezclar en absoluto nada de turba ni arcilla.
Luego lo coloqué en el invernadero con humedad ambiental alta y el suelo caliente por los rayos del sol. Cuando la maceta estaba caliente, pulverizaba las hojas con agua fría. Aunque pueda parecer extraño, funcionó como lo hace la respiración artificial, obligando al árbol a respirar, a sacar fuerzas del tronco para brotar. 
No soy ningún técnico, pero sé que cuando sube la temperatura la transpiración (respiración) del árbol es mayor y que cuando la temperatura es baja, respiran menos. Pensé que un buen estímulo para obligarlo a reaccionar era producirle cambios bruscos de temperatura.
Cuando veía que la temperatura dentro del invernadero era alta, lo sacaba, lo ponía a la sombra y le pulverizaba agua fría. Después de un tiempo, lo volvía a colocar dentro del invernadero de nuevo y vuelta a empezar.
Así se le cayeron las agujas rojizas y comenzaron a salir nuevos brotes, lo que significaba que también las raíces habían crecido bastante. Os recomiendo, si os ocurre algo parecido, no arrancar las agujas secas y esperar a que se caigan ellas solas, lo que querrá indicar que el árbol se está recuperando.
Tras un año de reposo, en el que no pincé, ni podé pero si le fui dando poco a poco dosis considerables de abono, comencé de nuevo el proceso de modelado y pinzado y no desespero en poder presentarlo algún día en Kokufu.
Las coníferas son para los aficionados al Bonsai los grandes desconocidos. Es cierto que son especies en las que no se sabe con certeza como van a reaccionar y además nos daremos cuenta de que algo les ocurre a las raíces dos o tres semanas después debido a su contenido en resina, con lo que la recuperación es más difícil.
Pero en casos como éste que me ocurrió a mí, es imprescindible actuar con rapidez y sin miedo. Limpiaremos de tierra el cepellón, y cortaremos todas las raíces enfermas (en mi caso prácticamente todas las que tenía) y plantaremos el árbol en un sustrato muy aireado, en el que sea imposible que el agua se quede encharcada. El resto es cuestión de suerte y un cierto sexto sentido que no puedo explicar con palabras.

Esta era el artículo que escribió este japonés que yo creo que merece sin duda el respeto de todos los amantes de este arte ya que como bien ha dicho, cuando todos daríamos por perdido este ejemplar, el hizo todo lo posible por que su pino no perdiera la vida.
Si te ha parecido interesante y quieres saber más sobre los ejemplares de bonsai que tengo y como los voy a trabajar no dejes de visitar mi blog donde ya he publicado algunos de mis futuros trabajos y guías, técnicas y consejos para ayudarte en esta afición.
Un saludo!




2 comentarios:

  1. Para que veas tu, lo que puede hacer el amor de una pesona por sus cosas, otro, hubiera tirao la toalla

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. La verdad es que si, antes de perder un ejemplar agoto todas las posibilidades para salvarlo, y lo consiguió!
    Gracias por comentar!

    ResponderEliminar